* a partir de hoy subiré esta pequeña historia que he comenzado, espero sea de su agrado:)
Capitulo 1. Oruga
Bajaba
los escalones uno a uno, entre el ir y venir de la gente, a veces
sufría de personas que corrían como locos, vaya el ver el caminar y vida
diaria de los demás inspiraba a mi mente a dibujar, siempre esperaba en
una de las bancas del metro, a que la estación se vaciara un poco, y
poder irme a casa, sacaba mi libreta y comenzaba a dibujar a las
personas del metro, madres con sus hijos, jóvenes adolescentes, niñas de
la escuela media con su uniforme, colegiales, chicos universitarios,
hombres de oficina, ancianas con bolsas, parejas de enamorados, todo un
mundo de inspiración..
Un día de lluvia baje a la estación corriendo, mi ropa estaba empapada,
tome mi mochila y algunos libros de la universidad se habían mojado, me
senté a esperar que los vagones se llenaran, ese día solo esperaba
llegar a casa, tomar un poco de té caliente que preparaba mi hermana
mayor, saque mis audífonos y comencé a escuchar música mientras la gente
abordaba los vagones, era entretenido imaginar que la gente se movía al
compás de lo que escuchaba, entonces sentí como alguien se sentaba a un
costado mío, voltee, y me quede totalmente pausada, era una joven, de
entre unos 22 y 24 años, se veía radiante, joven, su cabello un poco
largo y negro, su rostro se veía sereno, de figura delgada, y piel
morena clara, y llevaba unas gafas con armazón negro, y lente claro, con
muy poco aumento, la mire un íntimo segundo y me había conquistado el
alma, la observe un poco, y tal vez cuando sintió que la observaba
volteo, pero yo le quite la mirada, la estación se comenzó a vaciar, en
ese momento las 4:30 p.m. se había marcado en el reloj, en ese momento
la joven dijo: -¿Disculpa me podrías dar la hora?-, yo me quede un poco
desconcertada ¿Por qué me preguntaba la hora si el reloj de la estación
estaba frente a nosotros, pero al ver mi cara de un poco de duda
dijo:-sabes, no confió mucho en los relojes de las estaciones del
metro-, le sonreí y le dije la hora exacta, el tren llego, me levante y
le sonreí, me despedí de ella con una pequeña señal y subí al vagón, sin
querer o involuntariamente, voltee por la ventanilla de la puerta, para
verle, y ahí se quedó, en esa banca; por mi mente cruzaron miles de
cosas, como el que tal vez esperaba a su novio en la estación, y que era
solamente de esas personas que pues… vez solo cierta ocasión y ya, esa
noche miraba a través de la ventana como llovía, y solo pensaba en el
joven de la estación del metro.
Al día siguiente había despertado ya tarde, me puse mi ropa, me puse un
gorro, tome mi saco, y únicamente comí una tostada que mi hermana mayor
había dejado al irse a trabajar tome mi paraguas y corría entre las
calles, baje los escalones de la estación que estaba cerca de casa, y me
introduje entre la multitud para poder abordar un vagón, me puse al
frente de toda la gente, parecía como si en cuanto se detuviera el tren
al momento de que mi voz gritara ¡SUBAN! La gente me seguiría, dejándome
como calcomanía pegada en la puerta del otro extremo. El tren se
detuvo, las puertas se abrieron y cuál estampida de animales enjaulados
subimos a los vagones, iba totalmente apretada entre dos hombres que
iban a sus trabajos, parecía que sincronizados veían sus relojes, el
tren se detuvo en una estación, y la gente comenzó a bajar, pero
subieron otros y seguía igual de lleno, ya se me hacía tarde, tenía un
examen de arte a las 7:00 a.m. esperaba llegar, un poco desesperada
comencé a mover los dedos que estaban dentro de mis guantes sobre uno de
los tubos donde me sujetaba para no caer, y sin querer choque mi mano
con la de otra persona, cuando me di cuenta, voltee para disculparme, y
era ella, la misma joven que había visto el día anterior y me había
preguntado la hora, cuando le mire llevaba una bufanda negra y unas
orejeras color rosa, se veía muy linda, su mirada era tan cálida, que me
había quitado por completo el frío que llevaba, parecía que ese segundo
se había convertido en un rato muy largo, le pedí disculpas y me dijo
que no había problema, que solo esperaba que no me hubiese mojado mis
guantes, sonreí y le dije que no y se detuvo el vagón del tren, las dos
bajamos del vagón, y comencé a caminar a la par de ella, le miraba entre
los cabellos del fleco de mi cabello, cuando vi el reloj de la
estación, vi que faltaba poco para mi examen, me despedí de ella y
comencé a correr para poder llegar a la universidad.
Mientras que esperaba a tomar el almuerzo mis amigos comentaban sobre el
mal clima y como de un momento a otro Tokio se había transformado de un
clima templado a un clima húmedo y frío, y de cómo la profesora de
historia universal se había concentrado tanto en el tema de la segunda
guerra mundial -¿tú qué opinas Mikage?- me preguntaba uno de mis
compañeros mientras yo dirigía mi vista al enorme ventanal del comedor
de la universidad donde se veía como escurría las chispas de agua que
caían en él, -Pues… debería de moverse de ese tema, ¿creo?- mis
compañeros rieron, al ver que mi respuesta había sido distraída y sin
ningún sentido, sonreía y comencé a comer mi desayuno, no podía sacarme
de la mente a esa hermosa chica, ¿Qué era lo que me sucedía con ella? Su belleza y su voz no salían de mi mente, mi día en la universidad había pasado con mi cuerpo ahí, pero mi mente volando en otro mundo,
en la clase de matemáticas, una de mis compañeras me dio un pequeño
papel, “Mikage quisiera verte, te espero en la biblioteca al finalizar
las clases. Katakura”, Katakura y yo habíamos mantenido una relación
durante el primer año de universidad, llegamos a prometernos jamás
alejarnos el uno del otro, pero el término conmigo, ya que decía que yo
era demasiado soñadora para él, pero terminamos siendo buenos amigos,
manteniéndonos siempre uno al lado del otro; la hora de salida llego, me
dirigí a la biblioteca, pero él me esperaba en uno de los pasillos,
mirando como el agua caía de las canaletas del techo, le hable y él me
miro dando a notar una pequeña sonrisa en su rostro, se acercó a mí, y
me beso amistosamente en la mejilla, Katakura era más alto que yo, así
que al besarme siempre se agachaba un poco, sonrió y me dijo que se
alejaría, que se mudaría a Osaka con su prometida, y que nuestra promesa
tal vez se rompería, yo lo mire con un poco de asombro, él me dijo que
le perdonara, pero su prometida era becaría coreana, y le habían
trasladado a la universidad de Osaka, lo mire y únicamente me limite a
desearle buena suerte, y que cuando visitara Tokio en mi casa sería bien
recibido, nos despedimos con un abrazo y un beso, y nos alejamos el uno
del otro.
Comencé a caminar bajo la lluvia con mi paraguas protegiéndome, llegue a
la estación del metro, y pues no estaba muy lleno, ya había pasado la
hora donde se encontraba inundado de gente, en ese momento lo único que
mantenía mi cabeza ocupada era el hecho de que un buen amigo se
alejaría, ese día tome asiento en otra de las bancas, lejos de la gente,
saque mi libreta y comencé a dibujar a una pareja de jóvenes
colegiales, que en sus miradas se notaba el amor que se profesaban,
termine el dibujo y aborde un vagón, me sentía cansada, tal vez había
tomado un pequeño resfriado el día anterior, ese día tome asiento, tome
mi celular y llame a mi hermana, para decirle que no me sentía bien,
cuando termine la llamada, guarde mi celular en mi mochila, y al
levantar la mirada ahí estaba ella, ella de nuevo, ¿Qué era lo que
pasaba? Qué suerte la mía de poderle ver, mis encuentros con ella eran
intempestivos y no planeados, ella igual me miro y sonrió, y con una
sonrisa igual le mire yo a ella, sentía mi cara un poco caliente, no
sabía si era por el hecho de resfriado o porque me sentía algo nerviosa.
Había durado varios días faltando a la universidad, pero mis compañeros me llevaban las tareas,
así que me mantenía ocupada, y de mi mente se había alejado ese
espejismo, además de las tareas, hablaba con mis amigos por medio del
teléfono o por el internet, mi hermana mayor me cuidaba cuando llegaba
del trabajo, pero la verdad parecía que yo la consentía más a ella, que
ella a mí, Eriko(mi hermana mayor) y yo, quedamos huérfanas, cuando mi
hermana tenía 18 años, y yo apenas 10, mi hermana se hizo totalmente
cargo de mí, nos habíamos quedado solas, ya que las familias de mis
padres, se habían desinteresado por ellos desde el día que habían huido
juntos, así que mi hermana y yo nos habíamos quedado totalmente solas.
Mi vida era así, simple, estudiaba en la universidad la carrera de Arte y
los fines de semana trabajaba en un restaurante, y mi hermana trabajaba
en una empresa como secretaria del Gerente general, nuestra vida era
normal y simple, yo amaba a mi hermana, y me divertía mucho al salir con
ella y con su novio Hitoshi, eran como mis padres, aunque ya contaba
con la edad de 21 años, me sentía como una niña a su lado. Cuando tomaba
el desayuno, antes de salir de casa para ir a la universidad, se me
vino a la mente esa hermosa joven, no sabía qué era lo que me pasaba con
ella. Llegue a la estación muy temprano, no quería encontrarme con la
multitud de gente, buscaba a mi misteriosa joven, pero no estaba, subí
al vagón un poco triste, me había dado por vencida, y comencé a aceptar
que nunca la volvería a ver…
[Continuara…]
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