Lance mi mirada hacia mi lado derecho, y levante mi cabeza para ver quién me llamaba, entre las gotas de lluvia vi una persona y que le cubría un paraguas negro, agache la mirada, -¿Mikage estás bien?- se puso en cuclillas ante mí, y me volteo la cara, era Hitoshi, me tomo de los hombros y me quiso levantar, pero yo no quería, yo quería permanecer ahí, parecía que Hitoshi quería levantar a un ebrio totalmente perdido en el alcohol, no estaba ebria, solo estaba perdida en el dolor, embriagada, con mi mirada perdida, Hitoshi me levanto, y comenzamos a caminar, mi temperatura comenzó a subir, me sentía mal, parecía que el estar mucho tiempo expuesta en la lluvia me había enfermado, sentí como si mi cuerpo comenzara a caer en un vacío, y únicamente cerré los ojos; cuando los abrí estaba en mí, recámara, los pósteres de las bandas de rock en el techo, el sonido del agua chocar en el vidrio de mi ventana, y la puerta entre abierta, me levante lentamente, me sentía algo mareada, salí de mí, recámara, y camine por el pasillo hasta llegar a las escaleras que daban a la sala y la cocina, y ahí escuche a mi hermana hablar con Hitoshi, Eriko le preguntaba que si sabía el porqué de lo que me había ocurrido, Hitoshi no le podía contestar porque no sabía el motivo, baje despacio las escaleras y me asome a al comedor, sentía como el sudor escurría por mi frente, parecía como si mis entrañas se estuvieran cociendo me sentía mal, pero no soportaba el hecho de que mi hermana no supiera que era lo que me sucedía, o que me pasaba, -Estoy enamorada Eriko, estoy enamorada, estoy enamorada de una mujer-, mi hermana se quedó observándome, Hitoshi agacho la mirada y negó con la cabeza, yo me pare de una forma decidida, mis piernas comenzaron a temblar, y caí al piso, Hitoshi se levantó de la silla, para levantarme del suelo, Eriko solamente se quedó mirándome, parecía que la duda la invadía, si era verdad o era una simple alucinación por la fiebre que tenía, Hitoshi llamo a Eriko para ayudarle a levantarme del suelo, fue como reacciono, cuando se acercó a mí, le dije que me perdonara por no habérselo dicho, no me dijo nada, el silencio invadió el ambiente, mientras me llevaban a mi recámara solo repetía que Eriko me perdonara, Hitoshi me decía que guardara silencio que me hacía mal, y mi hermana solamente callaba.
Los rayos del sol comenzaron a entrar por mi ventana, haciéndome despertar de mi sueño, ya me sentía mejor, llevaba varios días enferma, me había dado una bronquitis bastante fuerte, y había permanecido medicada, mi hermana me hablaba muy poco, no habíamos tenido “esa plática”, sobre lo ocurrido. Durante el tiempo que estuve enferma hasta el momento Urara no había salido de mi mente, seguía pensando en ella, viendo la imagen de ese beso que le había dado aquel hombre.
Mis días pasaron rápido, parecía que en un abrir y cerrar de ojos ya había transcurrido varias semanas, las clases en la universidad ya habían finalizado, ahora solo me dedicaba a trabajar en un restaurante.
Un día, salí bastante tarde de trabajar, me apresuré la estación del
metro, la estación estaba casi vacía, ya era bastante tarde, no me
preocupaba porque mi hermana había salido de vacaciones con Hitoshi, así
que no tenía quien se preocupara por lo tarde que llegara a casa me
acerque al andén, la noche estaba algo fría a pesar de que era verano, y
ahí esperaba, con un suéter a rayas, que no me cubría mucho del frío,
comencé a mecerme sobre mis pies, y tararear una canción. Comencé a
cantar una canción: "sayonara" wa koko ni oite aruki dasou… y a lo lejos se escuchó la continuación de la estrofa: - mou ni do to miushinau koto wa nai-,
me quede en silencio esa voz me parecía familiar, los latidos de mi
corazón se habían comenzado a acelerar, agache la cabeza y cerré mis
ojos, dando una vuelta a mi cabeza los abrí, y ahí estaba ella, Urara,
mi hermosa Urara, su cabello ya era corto, traía un vestido corto en
color negro, mi Urara se veía hermosa, con una ninfa de los bosques, o
una hechicera de la noche, sonreí y ella me sonrió, no sabía qué hacer,
sentí como si nos hubieran transportado a otro lado, o como si el
ambiente se hubiera hecho borroso como en los encuentros amorosos en los
sueños de los animes japoneses, ella comenzó a caminar hacia mí
lentamente, yo también comencé a caminar hacia ella, parecíamos espejo,
una imitando a la otra, cuando estuvimos frente a frente, con voz muy
tenue me dijo “hola Mikage” yo no pude más, la tome entre mis brazos y
la bese, la bese como nunca había besado a nadie, con desesperación,
amor y pasión, yo amaba a Urara ella era toda mi existencia, y la tenía
de nuevo frente a mí, no me importo que la poca gente que estaba en el
andén me viera besando a otra mujer, era mía, mi mujer, y la tenía de
nuevo conmigo, terminando de besarla descanse mi frente sobre la de
ella, ella comenzó a llorar, me abrazo tan fuerte escondiendo en mis
brazos y mi pecho, pidiéndome que no me alejara de ella jamás, lloraba
con un grito desesperado; el tren llego, voltee a verlo y ella solo me
dijo que la llevara conmigo, le sonreí y subimos al tren, mientras
llegábamos a la estación donde bajaríamos, permanecíamos sentadas, una
al costado de la otra, ella recargada en mi hombro tomándome de la mano,
sentía como si su mente estuviera lejos de su cuerpo, -desde hace
muchos días estaba esperándote en el andén- dijo mientras su cabello
escondía su rostro, -pero… desde hace cuanto Urara- pregunte,-desde hace
muchos días Mikage, todo el día, y casi toda la noche-, me sorprendió
el hecho de que ella me había estado esperando, esperaba verme, ella
sabía donde trabajaba, pero nunca me había ido a buscar ahí, pero ya no
importaba nada, estaba conmigo.
El tren se detuvo, bajamos, y subimos las escaleras para salir a la
calle, las calles de Tokio con sus luces, bañaban nuestro camino,
iluminándolo, pero solo éramos nosotras dos y nadie más, entramos a mi
casa y ella se quitó un saco negro que llevaba, la invite a sentarse en
la sala, entre a la cocina y prepare un poco de té caliente, cuando
regrese la vi que sostenía una de las botellas de sake que había en una
repisa-¿podemos beber?- asentí con mi cabeza, y comenzamos a beber sake,
después de algunos tragos Urara estaba algo habría, cuando la vi mal,
subí para prepararle la cama de mi hermana para que pudiese dormir ahí,
rápidamente entre a mi recámara, y Urara estaba en la puerta, con la
botella en las manos, se había bebido el sake que había quedado, tiro la
botella y comenzó a caminar hacia mí, yo estaba un poco habría, pero no
estaba perdida como Urara, se acercó lentamente a mí, y comenzó a
besarme, y yo correspondí a ella, comenzó a tocarme, de una forma que
hizo mi cuerpo temblar, la tome de la cintura y ella me rodeo con sus
brazos, comencé a besarla en el cuello, el éxtasis del momento hizo
perderme en el calor de sus brazos, me arrojo a la cama, y me beso
dulcemente, y bajando su mano comenzó a desabrochar los botones de mi
pijama, en ese momento, la razón volvió a mí y rápidamente me levante de
la cama, salí de la habitación y baje a la cocina, Urara bajo
rápidamente los escalones, yo estaba frente al fregadero,-todo el mundo
me odia, todos se alejan de mí, todos me dejan sola, hasta tú, hasta a
ti te doy asco- las palabras de Urara eran emitidas de una forma
dolorosa, demostrando un sufrimiento interno muy fuerte, -¿pero qué
dices?- voltee a ella y estaba llorando, hincada en el piso, me acerque a
ella, y levante su rostro,-Mikage, me he quedado sola, no tengo a
nadie, mis padres fueron asesinados- me quede pausada en ese instante,
la levante del piso y la lleve al sofá, ahí tome su mano y le dije que
me contara lo que había ocurrido, los padres de Urara habían sido
asesinados por el mismo hombre que se iba a casar con ella, al parecer
el padre de Urara había rechazado el que ella se casara con aquel tipo,
así que en venganza, el hombre estaba decidido a matar a Urara, pero
cuando eso iba a ocurrir, los padres de Urara la defendieron cayendo
muertos, Urara alcanzo a escapar, y llamo a la policía, quienes
persiguieron al hombre, que al final lo habían asesinado. La noticia yo
la había leído el de los padres asesinados, el prometido muerto y la
chica sola, abrace a Urara, ahora comprendía él porque me había estado
esperando con su vestido negro durante varios días, subimos a la
recámara de mi hermana, la acosté, y me pidió que me quedara con ella,
la cubrí con unas mantas, y me recosté junto a ella, abrazándola, para
que no se sintiera sola, y no sufriera más.
Al día
siguiente no tenía que trabajar, así que me levante temprano a hacer el
desayuno, me senté y comencé a comer unas tostadas francesas, y la mesa estaba
iluminada por la luz del sol de la mañana, Urara se asomó al comedor, tomo
asiento, parecía una niña pequeña con el cabello desarreglado, y una pijama
rosa de mi hermana, -Mikage, ayer me porte mal contigo, discúlpame por lo
ocurrido, disculpa si te ofendí- me dijo agachando la cabeza, -No te preocupes,
yo quería que pasará, pero no era el momento- le dije mientras serbia en un
plato un poco de rameen para ella, sus mejillas se sonrojaron por completo:
-¿De
verdad te hubiera gustado estar conmigo?- pregunto
-Si- en
ese instante no sé dónde escondió mi sinceridad a la vergüenza y el
pudor, había pensado en voz alta, yo quería tener un encuentro carnal con
Urara, yo quería entregarme a ella en cuerpo y alma, pero no se lo iba a decir,
pero no sé qué me paso o que me cruzo por la mente, en decírselo.
Salimos
de casa, a la casa de Urara, la casa de Urara era muy grande, con un
enorme patio, al parecer la familia de Urara era de clase alta, su casa se
encontraba ya vacía, ya ni los criados estaban, me incito a sentarme, tomo el
teléfono y llamo a un hombre, preguntado por cómo se encontraban las cosas en
su fábrica, al parecer Urara era la hija de Kojima Tanabe, gran empresario
Japonés, Urara comenzó a decirme sus planes, al parecer vedaría esa casa, y se
mudaría a un departamento en el centro de Tokio, cerca de la universidad donde
estudiaba, y se aria cargo de la empresa de sus padres.
Cuando
Urara me sirvió un poco de té, vi el momento en preguntarle algo que me había
invadido desde que me había contado lo ocurrido con sus padres,
-Urara-dije-¿Por qué me buscaste? Como sabias que después de no vernos tanto
tiempo, pues…no sé, como sabias que yo iba a volver a estar contigo- Urara
sonrió dejando su té sobre la mesa de centro -Mikage, esos encuentros en la
estación, las miradas, las palabras, yo sabía que te necesitaba más que a nada,
y que te amaba realmente, tu mirada, bueno tu mirada… demostraba que me
amabas como yo te amaba a ti, por eso te busque, porque ahora solo tú eres a
quien tengo a mi lado, y me quiere de verdad, sonreí y me levante sentando a un
costado de ella, la abrace y bese su frente, acurrucándola en mis brazos –te
amo Mikage- dijo mientras el tiempo pasaba y no nos importaba nada más.