lunes, 14 de marzo de 2016

La Hija del Infierno -Cap. 02-

Comencé mi andar de nuevo, espere de nuevo a que la oscuridad comenzará a caer, aún no estaba acostumbrada a ver tanta luz, habían pasado años sin ver la luz del sol o sentir como quemaba mi piel desnuda con sus rayos. Seguía mi cuerpo desnudo, pude haber tomado la ropa de aquellos hombres fallecidos pero no pude volver ahí, comenzaba a hacer mucho frío y temblaba pero seguía caminando con pies lastimados por la flora del bosque, el cielo estaba oscuro, parecía que habría tormenta. Había caminado tanto, mis piernas dolian pero no me podía detener aunque no sabía donde estaba. La lluvia comenzó a caer poco a poco hasta que un chubasco se hizo presente, aunque las copas de los árboles eran frondosas las gotas de agua traspasaban y golpeaban contra mi cuerpo como piedras.
Se veía luz a lo lejos, y corrí hasta ella, casitas cuales cuentos se divisaban, "me ayudarán" pensé y comencé a correr más rápido, tocaba puerta tras puerta y nadie abría, hasta que llegue a una casita del fondo donde había un pequeño cuarto en el que se veía escondido un perro, me metí a él, con cuidado que el perro no me mordiera pero no, el perro parecía indiferente a mi. Me escondi tras un montón de paja por si alguien se acercaba y me cubri con una manta vieja y cerre los ojos.

"Muchacha, muchacha despierta, vamos niña despierta" se escuchaba una voz a lo lejos y abriendo los ojos una anciana estaba frente a mi, me aleje de ella atrastrandome en el suelo, "no te haré daño niña, le caiste bien al perro, eres inofensiva", estiró su mano como tratando de ayudarme a levantar y me vio desnuda "toma la manta y ven conmigo", me cubri y salimos para entrar a su casa.

-Si el perro no me hubiera avisado que estabas ahí podías haber muerto de frio- decía mientras buscaba algo en un baúl viejo.
-A veces pasa que los gitanos perdidos se esconden de algún problema en los cuartuchos y el perro los aleja, pero tu niña tienes algo, ése perro es listo- de repente mi estómago comenzó a chillar de hambre.

-Veo que tienes hambre, toma- y arrojó mucha ropa -Eso era mío cuando era joven, esta en buenas condiciones, pontelo y regresas- me levanté y la vieja me señaló una puerta para ir a ponerme la ropa, aunque no importaba mucho pues me había visto desnuda ya.
La habitación era pequeña, con una cama y adornos igual y unas cortinas algo enpolvadas, todo se veía muy viejo, pero en una esquina había un espejo grande, me puse frente a él y vi que mis heridas ya solo eran rasguños, mi cabello, largo a media espalda negro, mis pechos aunque no eran perfectos yo siempre los
había visto bonitos, con los pesones marrones y no eran tan grandes como las chicas que estaban conmigo encerradas y de repente las recordé, a cada una de ellas, a las que dejé, mis lágrimas comenzaron a salir pero me puse la ropa.

Salí y sobre la pequeña mesa de madera había un plato con sopa, algo de pan y un vaso, corrí a la mesa y comencé a comer como una desesperada, la mujer sólo me miraba y luego veía a la ventana, coloque mi mano izquierda sobre la mesa y miro que tenía una marca que salía hasta mi dedo pulgar, se levantó o me subió la manga de ese brazo
-Está marca, ¿donde te la hiciste chiquilla?- y aún con comida en la boca le contesté.
-No lo sé, desde que recuerdo está ahí, llega hasta mi pecho, pero, ¿Como la miro? es muy tenue- se volvió a sentar y me miro.
-Mañana te llevaré con alguien, él te podrá ayudar- se cayó mi cuchara y me quedé mirándola y dijo seria -Tranquila, no es ése de quién huyes- me quedé callada y con voz temblorosa le pregunté
-¿Cómo lo sabes?- y dijo con una sonrisa algo forzada
-Yo conozco tu historia- agache la cabeza y comencé a llorar.
-No debes llorar niña, pues el tormento aún no termina, mucha sangre se ha derramado y tu clan ha desaparecido- levante la cabeza y la mire.
-¿Mi clan?- de que hablaba esa mujer, yo no entendía nada por más que quisiera, ella conocía cosas de mi, mi historia, yo sólo recordaba cadenas, golpisas, castigos, humillaciones y llantos...

-La vida ha sido cruel contigo niña, muy cruel, quién sabe que te hayan hecho pasar- tome su mano.
-Dime ¿Qué sabes sobre mi?- la vieja retiro su mano y se levantó a servir más sopa.
-Come otro poco y te irás a dormir- la vieja no dijo más, termine el plato y me llevo a la habitación a dormir, era la primera vez que durmiria en una cama, arropada.
-Vieja, dime tu nombre- le dije antes que cerrará la puerta -Matilde- contestó -Ahora, dime el mío- le dije a la vieja mientras me miraba fijamente entre la luz de la pequeña vela -Duerme, mañana lo sabrás- y cerró la puerta lentamente.

6 comentarios:

  1. Me gusta como va, pero son confusos los dialogos. Están todos en el mismo renglón y no sabes quien habla, por lo que te recomendaría, que los separases, cosa de que sea más fácil de entenderlos sin necesidad de releerlos.

    Esperaré la continuación.

    ¡Cuidate!

    Bye!

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    1. Muchas gracias por leerme y las sugerencias, te lo agradezco mucho

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    2. Muchas gracias por leerme y las sugerencias, te lo agradezco mucho

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  2. Me gusta pero amor separa los diálogos mi vida

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