miércoles, 2 de marzo de 2016

La Hija del Infierno -Cap. 01-


Comencé a correr a la libertad, arrastrando lo poco que me quedaba de vida y las muertes que había visto durante tanto tiempo, entre arboles secos, entre ramas que rasgaban ropa y piel, sobre espinas que cortaban mis pies entre la oscuridad de la noche profunda.
Corria hacía mi libertad, dejando atrás años de humillaciones, dolor y pesar, tan utilizada como un animal, tan violada hasta sangrar.


Escuchaba a lo lejos el galope de los caballos de ese que era mi dueño, entre el ladrido de los perros, venía tras de mi, seguro ese golpe que le di solo lo había dejado por minutos inconciente. Era un hombre rubio, de tez blanca, ojos como zafiro, pero era el mal encarnado en la tierra, mataba, mutilaba, descarnaba a sus victimas solo por placer, aunque yo había sido de las pocas que había sobrevivido a sus pruebas.

Poco a poco la noche avanzaba, y tal vez mi sangre atraía a los perros, tenía el deseo de aparecer en un lugar tranquilo, sin que nadie me tocará o me lastimará. Me escondía tras las rocas, tras troncos secos, hasta que encontré un pequeño escondite, me cubri de barro y me escondí dentro de un arbol hueco, las alimañas caminaban cobre mi cuerpo casi desnudo, picoteaban mis piernas y uno se pego a mi piel como una braza, pero no me podía mover, tenía que permanecer quieta para que no me encontrarán. Hasta que de repente, comenzo a verse luz traspasar las copas de los árboles... era la hora perfecta para acabar con mis perseguidores.

El fuego abrazador comenzaba a correr por mis venas y mi cabeza se sentía estallar a la par de una furia incontenible y cayendo al suelo, los mire, venían corriendo hacía mi, pero sentí dentro de mi una fuerza que me hizo levantarme a por ellos, cerrando los ojos corrí a enfrentarlos.

Abrí mis ojos de nuevo y mire uno de los caballos despedazado frente a mi, parecía que lo habían abierto a la mitad para que sus viceras salieran, los perros tenían mordidas gigantescas en sus cuerpos con sus cabezas estalladas, pero, también había dos hombres tirados boca abajo en el suelo, ¿Y yo? yo estaba desnuda con heridas y sangre seca y otra aún tibia corriendo por mi pierna derecha, me dolia la cabeza, también tenía sangre entre mi cabello, estaba muy lastimada, me acerque a uno de los hombres que aún respiraba, aunque estaba a poco de morir por el desangramiento, su otro compañero se encontraba ya muerto, entre un mar de sangre y viceras. "Alejate Monstruo" decía el que aún se encontraba vivo, ¿Monstruo?, ellos eran los monstruos, ellos me habían atacado a mi, querían matarme, y dando un ultimo aliento dijo "Hija del infierno".


1 comentario:

  1. ¡Oh, suena interesante! Me ha gustado mucho cómo empezaste la historia. Estaré al pendiente de la continuación.

    ¡Cuidate!

    Bye!

    ResponderBorrar